domingo, 2 de septiembre de 2007

EN LA MAÑANA DEL MUNDO




Apenas la caricia de tu mano.

Mi piel es de cristal cuando me tocas.

¿Qué apaciguada luz, qué temblor hecho brasa

se deslíe en mis ojos si me miras?

¿Dónde hiere tu risa y por qué hiere

si con ella me abres la mañana del mundo?

Tu existir me hace un dios y tú me creas.

No hay mayor claridad ni otro misterio.




Abelardo Linares

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