jueves, 20 de septiembre de 2007

DESNUDO



Estoy desnudo, el sol con fuego dice
cuanto diría el hombre enamorado.
Basta el silencio a confesarlo todo,
si tendido en la orilla de algún río
el hombre calla y en su pecho, mudo,
un sol como el del cielo resplandece.

Ya lo sabemos todo. Que son rojos
los labios que se besan en la orilla,
que la vida es un breve y dulce abrazo
y que con la mañana una alegría
sin nombre nos invade silenciosa.

Ya no necesitamos las palabras.
Ya basta el sol que besa, basta el río
que nos lleva en sus ondas lentamente,
el viento que los ojos acaricia.




Ricardo Molina

http://www.poesiaspoemas.com/ricardo-molina/desnudo

domingo, 16 de septiembre de 2007

SOLEDADES

De ayer estoy hablando, de las flores,
de la fuerte agua, transparente y fría,
del alma, de la luna abierta, ¡oh mía!,
de un ángel dulce y solo en los albores.

De tantas noches secas y menores,
del perseguido bien sin alegría;
del aire, de la sombra y la agonía,
de lumbres, cielos y arduos pasadores.

De ti, tiempo llegado y desprendido,
que vas en mí y me dejas en velada:
solitario, desierto y sin sentido.

Y encima de ti, vida delicada,
cabello suave, quieto y advertido,
la muerte sueña y mueve su morada.


Ricardo E. Molinari

sábado, 15 de septiembre de 2007



No es que muera de amor, muero de ti.
Muero de ti, amor, de amor de ti,
de urgencia mía de mi piel de ti,
de mi alma de ti y de mi boca
y del insoportable que yo soy sin ti.

Muero de ti y de mí, muero de ambos,
de nosotros, de ese,
desgarrado, partido,
me muero, te muero, lo morimos.

Morimos en mi cuarto en que estoy solo,
en mi cama en que faltas,
en la calle donde mi brazo va vacío,
en el cine y los parques, los tranvías,
los lugares donde mi hombro acostumbra tu cabeza
y mi mano tu mano
y todo yo te sé como yo mismo.

Morimos en el sitio que le he prestado al aire
para que estés fuera de mí,
y en el lugar en que el aire se acaba
cuando te echo mi piel encima
y nos conocemos en nosotros, separados del mundo,
dichosa, penetrada, y cierto, interminable.

Morimos, lo sabemos, lo ignoran, nos morimos
entre los dos, ahora, separados,
del uno al otro, diariamente,
cayéndonos en múltiples estatuas,
en gestos que no vemos,
en nuestras manos que nos necesitan.

Nos morimos, amor, muero en tu vientre
que no muerdo ni beso,
en tus muslos dulcísimos y vivos,
en tu carne sin fin, muero de máscaras,
de triángulos obscuros e incesantes.
Me muero de mi cuerpo y de tu cuerpo,
de nuestra muerte, amor, muero, morimos.
En el pozo de amor a todas horas,
inconsolable, a gritos,
dentro de mí, quiero decir, te llamo,
te llaman los que nacen, los que vienen
de atrás, de ti, los que a ti llegan.
Nos morimos, amor, y nada hacemos
sino morirnos más, hora tras hora,
y escribirnos y hablarnos y morirnos.




Jaime Sabines

jueves, 13 de septiembre de 2007

MOVIMIENTO


Si tú eres la yegua de ámbar
>>>>>>>>>yo soy el camino de sangre
Si tú eres la primer nevada
>>>>>>>>>yo soy el que enciende el brasero del alba
Si tú eres la torre de la noche
>>>>>>>>>yo soy el clavo ardiendo en tu frente
Si tú eres la marea matutina
>>>>>>>>>yo soy el grito del primer pájaro
Si tú eres la cesta de naranjas
>>>>>>>>>yo soy el cuchillo de sol
Si tú eres el altar de piedra
>>>>>>>>>yo soy la mano sacrílega
Si tú eres la tierra acostada
>>>>>>>>>yo soy la caña verde
Si tú eres el salto del viento
>>>>>>>>yo soy el fuego enterrado
Si tú eres la boca del agua
>>>>>>>>yo soy la boca del musgo
Si tú eres el bosque de las nubes
>>>>>>>>yo soy el hacha que las parte
Si tú eres la ciudad profanada
>>>>>>>>yo soy la lluvia de consagración
Si tú eres la montaña amarilla
>>>>>>>>yo soy los brazos rojos del liquen
Si tú eres el sol que se levanta
>>>>>>>>yo soy el camino de sangre




Octavio Paz

domingo, 9 de septiembre de 2007

Quizás no seamos nunca, ni ricas, ni famosas, quizás nos vayamos a pegar toda la vida entera buscando nuestro santo grial, nuestro bastión, quizás solo hagamos el camino y no encontremos la meta, quizás nuestro premio sea ese, andar el camino y ver lo que en el pasa, quitar la piedra para que pase la siguiente, y dar la mano cuando se necesita, quizás solo seamos luz para quien necesite ver en ese momento, para luego apagarnos y volver a nuestro camino, quizás solo seamos eso, un pequeño gran faro en el océano de la vida, quizás nuestras lagrimas sean lo único que tengamos nuestros, como sustituto de ese amor verdadero, quizás esas lagrimas sean el combustible para el motor de nuestra vida, y solo eso mueva nuestro corazón a ver a otro roto, quizás la historia no se hubiera escrito sin ese latir, tan próximo y profundo como son nuestras palabras, como nuestra mano firme ansiando al que lo necesita para que no se caiga en el abismo del desconsuelo, quizás nunca tendremos paz y por eso buscamos mas y mas en el camino, quizás nuestra meta es esa, solo caminar por el camino para alumbrar a otros, y si es así, bien mereció la pena, porque si es verdad que mi vida esta ausente de triunfo y de amor verdadero ,de caricias al anochecer y al atardecer, que mi cama esta mas vacía que mi alma sin el abrazo de él, bien es verdad, que tengo otros consuelos, otras victorias y otras satisfacciones, y como no soy de nadie, solo del viento y del mar, y a veces, solo a veces, como no tengo tiempo para amar en compañía me doy a mis amigos del alma, y soy feliz con ello, puedo llegar a sus vidas justo en el momento que lo necesitamos, para luego irme, replegar anclas y anclarme otra vez en mí, pero bien mereció la pena, verme feliz en los ojos de otra persona, puede que el verbo amar en soledad y sin compañía no suene igual de bonito ni de alegre que pronunciando por dos que se comparten, bien es cierto todo eso, pero también es cierto ,que sin esa soledad del alma no te hubiera conocido y no me hubiera llenado de ti en este momento, y no digo tu nombre, porque tu nombre somos muchas, somos muchos, todos aquellos que por un motivo u otro, arribo en las costas de nuestro corazón, de tu corazón querida amiga, querido amigo, no soy de nadie para poder ser de ti, no tengo fama ni seré rica ni gloriosa a los ojos de los demás humanos, pero sé que para ti tengo nombre propio, conoces mi identidad y el sonido de mi nombre en tus labios, y cuando por un instante, por un segundo, mi luz alumbra tu camino, en mi cielo particular brillan miles de estrellas, que bañan de luz mi cama vacía de besos y caricias, y cuando tu luz alumbra también mi camino, mi vida se llena de mil soles y alegran mi camino de cascabeles de plata bailando por soleares, y todo esto lo escribo con un millón de cosas por hacer, haciendo un potaje de lentejas y con un montón de angelitos bailando por mis tobillos y haciéndome cosquillas con sus alas, pues cada vez que encuentro un amigo del alma , hacemos fiesta allá arriba y aquí abajo, yo con mis lentejas y ellos con bailes celestiales y dulzones, con aire de mar y baile de sirenas, y si no mi viento que hoy se ha puesto celoso, y me ha dado un pellizco en mi moflete y me dice, no te olvides de mi, Melilla, que ya sabes, que mis manos te arrullan en las noches, y cuando estás triste, el que peina tu pena, con giros y mas giros, con mi peine, con mi voz, y te digo no te preocupes Melilla, que donde quieras que vayas, yo siempre seré el mensajero de tu corazón

Carrizal a 9 de septiembre cuando la dicha y el amor por los que me quieren son mayores que la tristeza de no tenerte.


http://ameliadolores.spaces.live.com/

martes, 4 de septiembre de 2007

ÁMAME SÓLO



Ámame sólo como amarías al viento
cuando pasa en un largo suspiro hacia las nubes;
Ámame sólo como amarías al viento
que nada sabe del alma de las rosas,
ni de los seres inmóviles del mundo,
como al viento que pasa entre el cielo y la tierra
hablando de su vida con rumor fugitivo;
ámame como al viento ajeno a la existencia
quieta que se abre en flores,
ajeno a la terrestre
fidelidad de las cosas inmóviles,
como al viento cuya esencia es, ir sin rumbo,
como al viento en quien pena y goce se confunden,
ámame como al viento tembloroso y errante.




Ricardo Molina

domingo, 2 de septiembre de 2007

EN LA MAÑANA DEL MUNDO




Apenas la caricia de tu mano.

Mi piel es de cristal cuando me tocas.

¿Qué apaciguada luz, qué temblor hecho brasa

se deslíe en mis ojos si me miras?

¿Dónde hiere tu risa y por qué hiere

si con ella me abres la mañana del mundo?

Tu existir me hace un dios y tú me creas.

No hay mayor claridad ni otro misterio.




Abelardo Linares